Un fallo que marca un antes y después en Yucatán.
En las páginas de nuestra historia reciente, hay un capítulo que no podemos pasar por alto. Se ha escrito un veredicto que, más allá de cerrar un caso de crueldad, abre una nueva etapa para los derechos de los animales en Yucatán.
El caso de “Ruffo”, ese amigo de cuatro patas cuya historia lamentablemente terminó en tragedia, no fue en vano.
El Juez Segundo de Control del Primer Distrito Judicial ha dictado una sentencia que retumba en los cimientos de la justicia estatal: 3 años y 9 meses tras las rejas, una multa que no se cuenta en pesos, sino en responsabilidad, y una reparación del daño que se mide en sacos de alimento para otros compañeros peludos que todavía tienen una esperanza.
Pero no es solo un castigo. Es una señal de cambio. El culpable, ahora sentenciado, recibirá también tratamiento psicológico. Porque se entiende que prevenir es mejor que lamentar y que cada acto de crueldad que se evita es una victoria para la sociedad.
Y si este suceso dejó algo positivo, es la “Ley Ruffo”, una iniciativa que lleva el nombre de quien nunca pudo ladrar por justicia.
Con esta ley, buscamos que el peso de la justicia caiga con toda su fuerza sobre aquellos que confunden la violencia con la superioridad.
Este domingo, un nuevo capítulo se abre con la audiencia de imputación por el caso de “Negrito”, otro guerrero de cuatro patas que sufrió a manos de la crueldad humana.
Aunque el agresor no enfrentará la Ley Ruffo, pues aún está fresca en tinta y no ha sido publicada en el Diario Oficial del Estado, cada paso que damos es un paso más cerca de la justicia que se merece.
El cambio comienza con conciencia y continúa con acción. Y aquí, en “La Neta“, no solo te contamos las historias; te invitamos a ser parte de ellas.
