En una universidad americana, un profesor de economía decía que nunca había reprobado a un solo alumno, hasta que una vez reprobó a toda la clase.
Esta clase en particular había insistido en que el socialismo realmente funcionaba: con un gobierno asistencial intermediando en la distribución de la riqueza, nadie sería pobre ni rico, y todo sería igual y justo.
Entonces, el profesor les dijo: “Hagamos un experimento socialista en esta clase. En vez de dinero, usaremos sus notas de las pruebas. Todas las notas serán calculadas según la media de la clase y, por tanto, serán ‘justas’. Todos recibirán la misma nota, lo que significa que nadie reprobará, pero tampoco nadie obtendrá un 10”.
Tras la primera prueba, el profesor calculó la media y todos recibieron un 7.
Los estudiantes dedicados quedaron indignados, mientras que los que no se habían esforzado estaban felices con el resultado.
En la segunda prueba, los estudiantes menos aplicados estudiaron aún menos, pues esperaban buenas notas de cualquier forma. Los que inicialmente se habían esforzado decidieron también aprovechar este sistema. Como resultado, la media de la segunda prueba fue un 4.
Por supuesto, a nadie le gustó.
Después de la tercera prueba, la media general fue un 1.
Las notas no mejoraron, y surgieron desacuerdos entre los estudiantes. La búsqueda de culpables generó conflictos que envenenaron el ambiente de la clase. La supuesta “justicia” se convirtió en la causa principal de las quejas, mientras que el resentimiento y la sensación de injusticia se volvieron comunes en el grupo.
Al final, nadie quería estudiar para beneficiar al resto de los estudiantes.
Como consecuencia, todos los alumnos reprobaron aquella materia.
Para su sorpresa, el profesor explicó: “El experimento socialista fracasó porque cuando la recompensa es grande, el esfuerzo individual también lo es. Pero cuando el gobierno elimina las recompensas, tomando los logros de unos para dárselos a quienes no se esforzaron, nadie querrá dar lo mejor de sí. Es tan simple como los ejemplos de Cuba, Corea del Norte y Venezuela”.
- No se puede llevar al más pobre a la prosperidad quitándosela al más rico.
- Por cada persona que recibe sin trabajar, hay otra que trabaja sin recibir.
- El gobierno no puede dar nada a nadie sin quitárselo a otra persona.
- Al contrario de lo que predica el socialismo, es imposible multiplicar la riqueza intentando dividirla.
- Cuando la mitad de la población entiende que no necesita trabajar, la otra mitad comprende que no vale la pena trabajar para mantener a la primera, y así comienza el fin de una nación.
- Haz tu parte, lee esta información. Enseña a los ignorantes lo que realmente significa el socialismo.
A partir de esta simple explicación, ya sabemos que el socialismo ni es bueno ni funciona. Quienes opinan lo contrario lo hacen por ignorancia, y cambiarán su opinión cuando el dinero de los demás se acabe.
Sir Winston Churchill