Aclaración: Columna sarcástica… pero no tanto, cualquier parecido con la realidad… Haga un buen examen de conciencia.
Queridos lectores de “La Neta”, hoy vamos a jugar un jueguito que he bautizado como “Dime cómo te comportas y te diré qué tan naco eres”. Y no, no me refiero a los nacos bonitos que todos llevamos dentro, sino a esa especie que debería estar en peligro de extinción y, sin embargo, se multiplica más rápido que los baches en temporada de lluvia.
Póngase cómodo y vaya checando en su lista mental cuántas de estas “virtudes” practica usted en su día a día:
¿Es usted de esos estrategas viales que se meten en sentido contrario en los estacionamientos como si su coche fuera un DeLorean que puede atravesar dimensiones? ¡Felicidades! Ya tiene sus primeros puntos en el ranking de la naquez supreme.
¿Pertenece a la distinguida escuela de conductores que, cuando el semáforo está en rojo, tocan el claxon como si estuvieran invocando a los dioses aztecas para que leviten los coches de enfrente? ¡Bravo! Su doctorado en gandallismo está casi completo.
¿Es de los que cuando ven la direccional de otro coche aceleran como si les hubieran inyectado nitrógeno en las venas, solo para no dejar pasar al prójimo? ¡Excelente! Ya puede dar clases magistrales de “Cómo Hacer que Todos te Odien 101”.
¿Forma parte de ese selecto grupo que deja el baño público como si hubiera pasado un huracán categoría 5? ¡Magnífico! Su diploma en “Cochinología Aplicada” está en camino.
¿Se considera usted un experto en el arte de dar propinas más flacas que modelo en Fashion Week? ¡Fenomenal! Ya puede escribir su tesis sobre “Cómo Ser Codo y Morir en el Intento”.
¿Es de los que se estacionan en doble fila porque, obviamente, su tiempo es más valioso que el de los otros 130 millones de mexicanos? ¡Perfecto! Ya tiene asegurado su lugar en el Salón de la Fama de la Inconsciencia Social.
¿Pertenece a la ilustre cofradía de los que le tiran la basura al vecino porque, total, “pa’ eso pagan predial”? ¡Increíble! Su membresía en el Club de “Me Vale Madre” acaba de ser aprobada por unanimidad.
Y el gran final: ¿Es de esos empresarios que dejan a sus proveedores más colgados que piñata en posada? ¡Formidable! Ya puede dar seminarios sobre “Cómo Quebrar Negocios Ajenos y No Morir de Vergüenza”.
Si usted se identificó con alguna de estas situaciones, permítame informarle que es parte del selecto grupo que mantiene a México en el honroso lugar de “País con Más Potencial para Ser Primer Mundo… Pero Nel”. Es usted, estimado lector, un eslabón fundamental en la cadena alimenticia del subdesarrollo.
Y no me vengan con que “así somos los mexicanos”. No, señores. Así son los nacos, que es muy diferente. Porque ser mexicano debería ser sinónimo de ser chingón, no de ser chingaquedito.
Así que ya saben, si se identificaron con alguna de estas “virtudes”, tienen dos opciones: o se aplican y empiezan a comportarse como seres humanos decentes, o se mudan a una isla desierta donde puedan ser todo lo nacos que quieran sin molestar a nadie.
Y si están leyendo esto mientras están estacionados en doble fila, por favor, muévanse antes de que termine la columna. México se los agradecerá.
Hasta la próxima, mis queridos antropólogos urbanos. Y recuerden: la naquez no se estudia, se practica… pero sería mejor que no.
¡Salud! (Y no, no me estaciono en doble fila para ir por mi tequila)