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La Gran Farsa del Mapamundi Ideológico

Queridos lectores de “La Neta“, hoy les traigo una dosis de realidad que les hará girar la cabeza como si fueran la niña del Exorcista, pero sin la sopa de chícharos. Agárrense de sus butacas, porque vamos a desinflar el gran globo de las ideologías políticas y geográficas que nos tienen más mareados que después de una fiesta en Tepito.

¿Alguna vez se han preguntado por qué hablamos de izquierda y derecha como si la política fuera un partido de futbol? ¿O de Oriente y Occidente como si viviéramos en una tortilla plana y no en una esfera? Pues bien, mis queridos ilusos, es hora de quitarnos la venda de los ojos y ver el circo completo.

Resulta que nos hemos tragado el cuento chino (o gringo, o ruso, elijan su villano favorito) de que el mundo se divide en bandos. Como si la Tierra fuera un ring de lucha libre donde la derecha conservadora y la izquierda progresista se dan de cachetadas con guante blanco. ¡Pamplinas! La realidad, mis estimados, es que somos como ese borracho que se agarra de los dos lados de la puerta pensando que así no se va a caer.

Y ni qué decir de ese invento del Este y el Oeste. ¿Alguien les ha dicho a estos genios de la geografía que vivimos en una pelota gigante flotando en el espacio? Si me voy caminando hacia el este, ¿saben a dónde llego? ¡Pues al oeste, caray! Es como pensar que hay un lado izquierdo y derecho en una dona. Al final, todo es pan dulce.

Pero no se angustien, que esto no es culpa de ustedes (bueno, tal vez un poquito). Como bien lo dice ese profe israelí, Yuval Noah Harari (que suena a nombre de sushi gourmet), todo son cuentos que nos inventamos. Unos se creen el cuento de la derecha, otros el de la izquierda, como si fueran equipos de fútbol. Y al final, todos terminamos dándonos de patadas por una pelota imaginaria.

La neta es que, si nos viéramos desde arriba, como extraterrestres aburridos observando este circo terrícola, nos daríamos cuenta de que la derecha y la izquierda son como los brazos de un mismo cuerpo. Ambos sirven para rascarnos donde nos pica, sea la oreja capitalista o la axila socialista.

Ahora bien, no me malentiendan. Entiendo que necesitamos cierto orden para no convertirnos en una versión global de un concierto de reggaetón. Las naciones necesitan poder, economía fuerte, educación y una base moral. Sin eso, estamos más fritos que una orden de chicharrón en la Merced.

Pero, ¿no creen que ya es hora de dejar de darnos balazos en el pie? De entender que no importa si eres de izquierda o de derecha, del este o del oeste, al final todos estamos en el mismo barco (o mejor dicho, en la misma pelota).

Así que, queridos lectores, los invito a que la próxima vez que vean a alguien echando espuma por la boca defendiendo su “lado”, le recuerden que en una esfera no hay lados. Somos todos parte del mismo cuerpo llamado humanidad. Y si seguimos peleando entre nosotros, lo único que lograremos es un auto-knockout digno de un meme viral.

En fin, ya me voy antes de que empiecen a pensar que me volví hippie. Recuerden: izquierda, derecha, arriba, abajo… al final, todo es cuestión de perspectiva. Y hablando de perspectiva, ya es hora de mi tequila vespertino.

¡Salud!

EMBARO

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